La terrible matanza de 1391
duró seis días. Los judíos que no murieron o no pudieron huir se vieron
obligados a bautizarse.
Después del año 1391 con sus
desmanes contra los judíos barceloneses, el abandono por éstos del call
de la ciudad, quedaron como bienes nullius las propiedades que los
judíos tenían en el vecino Montjuich, lo mismo que sus sepulturas y sus lápidas
y piedras tumulares. La sociedad de acreedores de los judíos quiso comprar a
los reyes Don Juan el Cazador y Doña Violante, la posesión del cementerio
judaico de Montjuich.
Los reyes procuraronen en un
principio que se respetaron las antiguas tumbas y piedras tumulares judaicas,
pero ante la insistencia de la sociedad de los acreedores de los judíos,
dictaron otra orden, desde el Real de Valencia el 3 de enero de 139, en lo cual
se facultaba una cierta utilización de aquellas piedras y bloques enormes,
mediendo algunos 2 metros de longitud por 0,60 cm de altura y otro tanto por
grueso. Así que para la construcción de edificios de carácter oficial empezó la
obra de desmenuzamiento en adoquines de las grandes piedras tumulates del
cementerio de Montjuich. En algunos adoquines aún se pueden ver trozos de sus
inscripciones hebraicas como ocurre en el edificio de los Virreyes de Aragón,
actualmente el Archivo de la Corona de Aragón, en el edificio de la Generalitat
de Cataluña, en el palacio Lugarteniente, en el palacio Llió.
A pesar de la buena voluntad
del Estado, la corriente antisemita fue en aumento y en 1395 la sinagoga de la
calle Sanahuja se convertió en iglesia de la Trinidad ( hoy iglesia de San
Jaime, en la calle de Fernando). En 1396 se arrendó a un alfarero la Sinagoga
Mayor. En 1401 se suprimieron las sinagogas a los judíos. En 1424 los judíos
fueron expulsados del call.
LAS ISLAS BALEARES
Los judíos se establecieron en
las Islas Baleares posiblemente mucho antes de nuestra era; muchos procedían de
los huídos de Córdoba a causa de las persecuciones de Solimán y los
berberiscos.
Jaime el Conquistador al
apoderarse de la isla en 1232 dispensó su protección a los judíos repoblando la
ciudad de Palma con nuevas familias hebreas. El barrio de la Almudaïna
albergaba una considerable población israelita y el rey les adjudicó un amplio
sector que formaba la renombrada judería mallorquina.